martes, 11 de septiembre de 2012

Desmontando el mito de la Diada


Hoy, martes 11 de septiembre, es el Día Nacional de Cataluña, tal y como lo define el Parlament, reconocido por el Estatuto de Autonomía catalán. Es frecuente, como podrán ver en los telediarios, masivas marchas que recorren las calles, especialmente de Barcelona, enarbolando la Senyera y rindiendo homenaje a la estatua de un tal Rafael Casanova. Esta fiesta, imaginada como un día autonómico más dentro de España(cualquier región tiene el suyo)ha sido marcada por las demandas nacionalistas que aprovechan la denominada Diada de  l’Onze de Setembre para reclamar la independencia de Cataluña.

El lector se preguntará que efeméride se conmemora tal día como hoy para tanto festejo. Si bien la mayoría de las Comunidades Autónomas españolas tienen como día señalado aquel en que se aprobó su Estatuto, no es así en el caso catalán. La Diada conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas españolas fieles a Felipe de Anjou, el primer Borbón, el día 11 de septiembre de 1714, en el marco de la Guerra de Sucesión española. A simple vista, un homenaje bonito a un hecho histórico. Sin embargo, este hecho es conmemorado por los nacionalistas como un símbolo de la opresión de Cataluña, llegando a manipular la Historia para atender a sus demandas mintiendo sobre el hecho histórico y defendiendo que Cataluña se levantó contra el dominio español. Analicemos los datos:

La Guerra de Sucesión española
A finales del siglo XVII, reinaba en España Carlos II. Este monarca, último de la Casa de Austria en nuestro país, era apodado como “el Hechizado”, debido su lamentable estado físico y mental. Raquítico y enfermizo desde la infancia era estéril. Todo esto era debido a los casamientos endogámicos que la Casa de Austria venía realizando desde tiempo atrás. La cuestión es que el pobre Carlos no podía tener hijos. Y esto acarreaba un grave problema de sucesión a la Corona. Las potencias europeas intrigaron para imponer en el trono español a un candidato favorable a sus intereses, pues no olvidemos que la Monarquía hispánica poseía por entonces un enorme imperio, no solo en América, sino también en la propia Europa. En el año 1700, viendo acercarse su propia muerte, el Hechizado nombra heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de su propia hermana. La esposa de Carlos II, Mariana de Neoburgo, apoyaba sin embargo al archiduque Carlos, su sobrino, que expresaba la continuidad de la Casa de Austria en el poder.
El 1 de noviembre de 1701, muere Carlos II y los acontecimientos se precipitan. Francia expresa su apoyo a Felipe e Inglaterra, los Países Bajos y Austria al archiduque Carlos. Estallará un conflicto internacional que además será una guerra civil dentro de la propia España. Para esto debemos analizar las características de la Monarquía española.

La Monarquía hispánica era un conjunto de reinos. A pesar de su unión efectiva dos siglos atrás en la persona de Carlos I, existían dos conjuntos diferenciados dentro de la Península: La Corona de Castilla y la Corona de Aragón, cada uno con sus propias leyes, Consejos y Cortes(Parlamentos). Además, dentro de la Corona de Aragón existían tres entidades: el Reino de Aragón, el Reino de Valencia y el Principado de Cataluña. Cada una poseía sus propias instituciones,  fueros y privilegios, bajo la persona del Rey. Siendo este Rey un Austria durante dos siglos, se había respetado estos viejos privilegios y esta especie de sistema federal. Sin embargo, la llegada de Felipe V al trono de España amenazaba todo este sistema. El centralismo borbónico era una realidad que ya esta dinastía había practicado en Francia. Y si bien en Castilla, peso fuerte de la Monarquía, no se vio mal este ideología centralista, si fue así en la Corona de Aragón donde vieron amenazados sus privilegios medievales. De esta manera, a pesar de que existían borbónicos en la Corona de Aragón, y austracistas en la de Castilla, la guerra civil en España fue especialmente Castilla contra Aragón. Es reseñable, por cierto, los casos vasco y navarro. Poseyentes también de instituciones y fueros diferenciados, apoyaron al pretendiente Borbón y este, en agradecimiento, mantuvo sus privilegios al final de la guerra. Por eso hoy aún siguen teniendo el concierto económico y toda esa parafernalia, aunque eso ya es otro tema del que no vamos a hablar aquí.

Pero volvamos a aquella España dieciochesca. Por no entrar en extensas explicaciones sobre la guerra, solo decir que en 1711, a la muerte de su hermano, el archiduque Carlos es proclamando emperador del Sacro Imperio Romano(Alemania) y recibe Austria. Las potencias europeas que le apoyaban, temerosas  ahora de una unión hispano-germana, le retiran su apoyo y empiezan las negociaciones de paz. En 1713 se firma la Paz de Utrecht. De aquí solo destacar que aparte de reconocer a Felipe V como rey de España, se le cedía Gibraltar a Inglaterra. Y así hasta hoy.

Cataluña no se rinde
El archiduque Carlos se negaba a renunciar a sus derechos al trono. A pesar de que estaba en Alemania para ser coronado emperador y gobernar, deja a su mujer la emperatriz Isabel Cristina en Barcelona en calidad de regente de España. Cataluña, temerosa de la pérdida de sus fueros(ya habían sido anulados en Aragón cuando Felipe V entró en la región en 1707)intenta conseguir que se respeten en las negociaciones de paz, a lo que el Borbón se niega. Habiendo abandonado antes la emperatriz la ciudad condal las tropas austríacas se retiran, prometiendo antes a los catalanes que han llegado a acuerdos políticos, cuando en realidad habían entregado Cataluña a Felipe V. En esto se firma el Tratado de Rastadt, por lo que se firma definitivamente la paz y Carlos renuncia a sus pretensiones al trono español. Sin embargo, Barcelona, incomunicada, no se enteraría de este hecho hasta mucho después. Ante la desoladora perspectiva, las instituciones catalanas forman un ejército y toman una heroica decisión: una defensa numantina de Barcelona a favor de sus privilegios y libertades.
Sin embargo, esto en ningún modo puede ser considerado una declaración de independencia. En primer lugar, como ya hemos comentado, Barcelona aún no sabía de la renuncia al trono del archiduque Carlos, por lo que creía en la posibilidad de entronizarlo. En segundo lugar, el lema del Ejército de Cataluña era bien claro: “Privilegios o muerte”. Estos privilegios no eran otros que los que llevaban gozando desde tiempos medievales, y que habían seguido disfrutando dentro de España durante más de 200 años. Y por si el lector aún no se convence, reproducimos aquí el bando que publicaron los Tres Comunes de Cataluña, sus tres instituciones(la Generalitat, el Consejo del Ciento de Barcelona, y el Brazo militar de Cataluña)al pueblo de Barcelona el 11 de septiembre de 1714:
«Ahora oíd, se hace saber a todos generalmente, de parte de los Tres Excelentísimos Comunes, tomado el parecer de los Señores de la Junta de Gobierno, personas asociadas, nobles, ciudadanos y oficiales de guerra, que separadamente están impidiendo que los enemigos se internen en la ciudad; atendiendo que la deplorable infelicidad de esta ciudad, en la que hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España, está expuesta al último extremo, de someterse a una entera esclavitud. Notifican, amonestan y exhortan, representando a Padres de la Patria que se afligen de la desgracia irreparable que amenaza el favor e injusto encono de las armas franco-españolas, hecha seria reflexión del estado en que los enemigos del Rey N.S., de nuestra libertad y Patria, están apostados ocupando todas las brechas, cortaduras, baluartes del Portal Nou, Sta. Clara, Llevant y Sta. Eulalia. Se hace saber, que si luego, inmediatamente de oído el presente pregón, todos los naturales, habitantes y demás gentes hábiles para las armas no se presentan en las plazas de Junqueras, Born y Plaza de Palacio, a fin de que unidamente con todos los Señores que representan los Comunes, se puedan rechazar los enemigos, haciendo el último esfuerzo, esperando que Dios misericordioso, mejorará la suerte. Se hace también saber, que siendo la esclavitud cierta y forzosa, en obligación de sus cargos, explican, declaran y protestan a los presentes, y dan testimonio a los venideros, de que han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de todos los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida Patria, y exterminio todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los demás españoles engañados y todos en esclavitud del dominio francés; pero se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la Libertad, acudirán a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España, y finalmente dicen y hacen saber, que si después de una hora de publicado el pregón, no comparece gente suficiente para ejecutar la ideada empresa, es forzoso, preciso y necesario hacer llamada y pedir capitulación a los enemigos, antes de llegar la noche, para no exponer a la más lamentable ruina de la Ciudad, para no exponerla a un saqueo general, profanación de los Santos Templos, y sacrificio de niños, mujeres y personas religiosas.
Y para que a todos sea generalmente notorio, que con voz alta, clara e inteligible sea publicado por todas las calles de la presente ciudad.
Dado en la casa de la Excelentísima Ciudad, residiendo en el Portal de S. Antonio, presentes los mencionados Excelentísimos Señores y personas asociadas, a 11 de Septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714».

El resto es Historia. La Ciudad era tomada en ese mismo día. Tras la victoria, Felipe V anuló los fueros y las instituciones catalanas, así como los de toda la Corona de Aragón. Esta unificación legislativa, que responde a un proceso histórico occidental que finalizará con el liberalismo, es reseñada en los Decretos de Nueva Planta.
¡Un momento! ¿Y Rafael Casanova? Creerá el lector que me he olvidado de él, pero no ha sido así. Rafael Casanova es hoy uno de los “héroes nacionales” de Cataluña y es homenajeado como un héroe de la causa independentista, ensuciando su memoria. Muy lejos de la realidad. Rafael Casanova fue el Conseller en cap(consejero primero del Consejo del Ciento de Barcelona)y lideró el contraataque catalán durante la toma de la Ciudad, siendo herido en combate. La mentira nacionalista difundió que murió en combate. No fue así. Malherido, salió de Barcelona. Amnistiado en 1719 por Felipe V volvió a ejercer la abogacía. Fiel austracista hasta el final, mantuvo vínculos con los partidarios de la casa de Austria que quedaban en España, y tuvo vínculos con Viena. Se le atribuye la autoría de un panfleto austracista en 1736, con Felipe V ya muy asentado en el trono. Como ven, ninguno de estos datos incita a pensar que el amigo Casanova fuese un independentista , sino un español fiel al archiduque Carlos y a las tradiciones y fueros de su tierra.

Mañana veremos  miles de senyeras y de marchas a favor de la independencia, conmemorando este acto y a este hombre, que no representan más que otro triste capítulo de la Historia de España. Una cruenta guerra civil, nuevamente entre dos Españas, como en el 36. Esta vez, la España fiel a Felipe de Anjou y la España fiel al archiduque Carlos. La España innovadora que traía las nuevas corrientes políticas e ideológicas de Europa, y la España fiel a las tradiciones, los fueros y los privilegios históricos incluidos en un sistema federal que vio la era más próspera de nuestra Historia. ¿Cuál era mejor? ¿Se merecía ganar de verdad Felipe V? Cada uno de ustedes, y yo mismo tendrá su opinión. Ahí podemos entablar cientos de debates. El único debate que no podemos entablar es si Cataluña luchó o no por su independencia, porque el peso de la Historia demuestra así que no. Lástima que tanto manipulador y borrego hayan hecho necesaria la publicación de este artículo para esclarecer conceptos.



1 comentario:

  1. Se suele olvidar que la Corona de Aragón se rebeló contra el presentimiento de que Felipe V copiaría el modelo francés de centralismo, no contra una evidencia real de centralismo. Vulnerar de tal modo las leyes y constituciones de la Corona aragonesa habría supuesto ciertamente la rebelión y la pérdida de legitimidad del rey. Pero como digo, fue el presentimiento. Lo cierto es que la Corona de Aragón se rebeló y, en lugar de aceptar al sucesor propuesto por Carlos II, lo hizo por el archiduque Carlos. La candidatura austracista perdió; y la Corona de Aragón perdió en su apuesta. Felipe V reconquistó lo que era suyo, un reino rebelde, en la mentalidad de la época, y aplicó lo que se llama derecho de conquista: lo mismo que Fernando II de Habsburgo cuando recuperó el trono de Bohemia. Y así se pudieron implantar los Decretos de Nueva Planta.

    Creo que si la Corona de Aragón no se hubiera rebelado Felipe V no habría podido acabar con las leyes propias aragonesas. La prueba está, en mi opinión, que Felipe V no tocó los privilegios de las provincias vascongadas y del reino navarro.


    Un saludo,
    Javier Bouzas

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