lunes, 3 de septiembre de 2012

Sobre el "buen cine"

El término "buen cine" está, en mi modesta opinión, algo contaminado por los gourmets del séptimo arte. Vulgarmente conocidos como gafapastas, entre otros motes despectivos, destacan generalmente por gustos extravagantes en cuanto a películas se refiere. 

Sin olvidar los clásicos, como puede ser El Padrino, que guardo entre mis favoritas, el gafapasta siente devoción por filmes prácticamente desconocidos por el gran público. Hablo de auténticas obras de arte visual en cuanto a técnica se refiere y que argumentalmente no dejan indiferente a gente con una sensibilidad artística alternativa a la media. Me refiero sobre todo al cine iraní, palestino, asiático o de europa del este; como ejemplo conocido podríamos citar El perro mongol. Es lo que se conoce como cine de culto.

La definición de Wikipedia sobre el cine de culto es muy acertada, a mi parecer:
"Trata temas controvertidos o tabúes en el momento de su estreno [...] siendo corriente que una gran proporción del público las ignore o las denigre frente a la opinión de una minoría entusiasta que las eleva a la categoría de obras maestras."
Como profesional del sector, opino que este cine es digno de ver, pero desde un punto de vista técnico o artístico. Nunca como productos de magistral calidad ni mucho menos, porque no olvidemos que son películas muy desconocidas y eso precisamente hace que no sean de calidad. Ya que aunque el gran público no son ni cineastas ni críticos ni nada más que meros consumidores, la audiencia no es un gran monstruo insaciable que sólo consume cine insulso. El público general sabe perfectamente cuándo una película es buena, aceptable, entretenida y cuándo no. 

El cine, para que sea bueno, no tiene que ser visto como acostumbramos a hacerlo en Europa. Hay que verlo como para lo que fue ideado, como producto de entretenimiento, no olvidemos que los Hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo, lo idearon como una mera atracción de circo sin valorar por ningún momento el potencial artístico que ha demostrado tener su invento.

Hay que verlo como lo ve Hollywood, que aunque peca de vez en cuando de apostar por productos malos, les va indudablemente mejor que aquí. 

Una película puede ser considerada buena cuando su misión de atraer a suficiente personal para cubrir gastos y sacar un mínimo margen de beneficios, no sólo es cumplida, sino que además supera las expectativas de su(s) productor(es).

La gente no quiere ver productos pretenciosos, o no los entiende, o se vuelven infumables o sencillamente caen en saco roto. Qué mejor ejemplo que el fiasco de El Árbol de la Vida cuyos espectadores abandonaban la sala a la media hora de proyección.

El cine está hecho para llorar, reír, ver chicos y chicas guapas, tener miedo y disparar la adrenalina. Y eso es lo que quiere ver el espectador. Una película con la que inhibirse para luego irse con su pareja a cenar un kebab. 

Eso, es el buen cine. Películas que nos hacen evadirnos por completo durante las dos horas de proyección y pasarlo bien. No aburrirse ni sentir vergüenza ajena de lo que estamos viendo ni que están insultando nuestra inteligencia..

Porque esa es otra, un buen director de cine se preocupa de que su argumento esté bien estructurado, bien construído, con personajes adecuadamente tratados para que empaticen con el público y sin agujeros argumentales, es decir, cabos sueltos o lo típico de "¿Cómo? ¿Y por qué hace eso?" lo típico que decimos "Oh, por dios, qué falso" cuando vemos un coche volando por los aires o esas chorradas. También es necesario apostar por una originalidad, la sobreexplotación de recursos clichés y más que gastados. Para hacer buen cine es necesario un mínimo de sentido del ridículo y no permitir que la audiencia se sienta ridícula de estar viendo eso. 

5 comentarios:

  1. Hombre, sin llegar a ser un entendido como tú, coincido en gran parte excepto en una cosa.
    A mí me gustó "El Árbol de la Vida". Es una película rara, lo que se define como una paranoia, pero comprendo que al gran público no le gustase. Es una película para reflexionar y sentir. También mencionan mucho a Dios, y eso en la sociedad de hoy no se lleva, porque la gente no se quiere comer la cabeza.

    Creo que de vez en cuando hace falta una película de estas, aunque el objetivo del cine sea el que dices. precisamente la variedad y la pluralidad hacen la riqueza del séptimo arte, ¿no?

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    1. Sí, pero no dan dinero y fracasan en taquilla. Una película debe saber cubrir gastos y dar beneficios a la productora y El Árbol de la Vida no lo consiguió.

      Como he dicho antes, existen películas que son obras de arte, El Árbol de la Vida entre ellas, hay que verlas, pero como arte, como igual que vamos a un museo. Pero una productora no debe poner dinero en estos proyectos porque lo va a perder. Y el Árbol de la Vida no supone nada en la industria cinematográfica, porque 32.000.00€ para un film yanki es, para empezar, una cifra modesta y el hecho de no haber recuperado esa cifra no significa nada. Si en España se hubiese hecho esta película hubiese sido una catástofre. No podemos seguir haciendo en Europa películas reflexivas o artísticas. Es insostenible.

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    2. De acuerdo contigo, pero mientras alguien por su cuenta y riesgo decida invertir en esa película, nos debe dar igual.
      El problema es cuando se subvencione mediante dinero público como pasa en España que el cine está "ultrasubvencionado"...

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  2. Soy el típico espectador que va una o dos veces al mes al cine, según haya buenas películas o no, y que invierte su dinero para ir a desconectar, no para acordarme de las desigualdades sociales, de los problemas del mundo o de mis pajas mentales. Considero que una película debe ser lo suficientemente atrayente como para permitir al espectador olvidarse de su vida, hacerle pasar un rato agradable. Es la emoción de sentarse en la butaca y esperar ansioso la proyección. Uno, a no ser que esté dentro del mundillo del cine, no espera salir con toneladas de teoremas bajo el brazo, aunque parece que es lo que está de moda.

    Estos gafapastas hacen más daño del que parece. Por un lado suelen ocupar sitios privilegiados en esta industria, posicionándose en el palco de la crítica. Y mucha gente como yo, lee breves lineas de la sinopsis o críticas en sí mismas para orientarme (no siempre), pero me gusta vigilar mi dinero en estos tiempos. Para sorpresa, en ocasiones usan una palabrería tan adulterada, que dan ganas de partirles los hocicos, siendo bruto. Espero que me digas: la película cumple / la película no cumple, no ver frases sacadas de literatura muerta del siglo XIX. Para eso ya se pone uno a estudiar o leer. Al cine se va a divertirse, y el productor y equipo de dirección que gasta dinero, sabe muy bien que si lo quieren recuperar, deben darle razones a la gente para ir. Y los criticos mas remilgados e insufribles a veces te quitan las ganas de ir, porque tienes un mínimo de confianza en su criterio, pero descubres que perdieron el norte por el camino. Se convierten en auténticos gurús del absurdo.

    Muy buena entrada y toda la razón.

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  3. En primer lugar, señor anónimo, gracias por participar en el blog. Es el primer participante ajeno a los contribuyentes que da su opinión. Podría hacerse una cuenta de gmail y participar activamente, que le viéramos. Muchas gracias.

    En segundo lugar, decirte que coincido con usted. Pero también supongo que cuando uno va al cine, sabe lo que va a ver. Si no te gusta determinado tipo de películas, no se ven las de ese género y punto. Por supuesto que el cine debe orientarse a obtener beneficios, pero como ya he dicho mientras un inversor privado quiera poner su dinero para este tipo de películas, nos debe dar igual. Es él el que lo está perdiendo. El problema es cuando el inversor sea el Estado...

    PD: No le he tuteado porque no le conozco y hay gente que se lo toma mal. Jeje.

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